La destilería Hartshorn comparte terreno con Grandvewe Cheeses. Somos la misma familia que hace cosas diferentes con el mismo objetivo: reducir los residuos, cuidarnos unos a otros, cuidar el planeta. Por eso, cuando se trata de nuestros productos, si hay basura, hay algo que no se puede encontrar. suero.

El suero se suele desechar en el proceso de elaboración del queso y queríamos encontrar una forma de reutilizar el excedente. Así que, armados con una varilla de soldadura, un barril de cerveza viejo y mucha investigación en Internet, comenzamos a intentar convertirlo en alcohol agradable al paladar.

Todo empezó con vodka, doblemente destilado y sin filtrar. La mayoría de las destilerías utilizan menos de la mitad de su producción, pero a nosotros nos gustan las mínimas impurezas y la máxima calidad, por lo que solo utilizamos el mejor 10 por ciento de cada destilado. Es un proceso de producción largo para 150 botellas por lote, pero es lo que lleva el suero hasta el licor terminado y le da el carácter complejo, la hermosa cremosidad y el final dulce que lo distingue de todo lo demás.

El vodka no tuvo demasiado éxito, así que nos centramos en la ginebra. De nuevo, suero de leche de oveja, pero también un homenaje a la tierra en la que tenemos la suerte de vivir y trabajar. Utilizamos una variedad de plantas autóctonas (mirto limón, mirto anisado, semillas de acacia, bayas de enebro, hojas de pimienta de Tasmania) junto con otras dos que ningún otro fabricante de ginebra había utilizado antes. También incursionamos en el licor a base de suero de leche (un trago que te pone en forma, de nada) y un whey-sky muy especial: la versión Hartshorn de la destilación de whisky y otra primicia mundial en nuestro historial de bebidas alcohólicas.